martes, 13 de diciembre de 2011

El mate

Conocí el mate en un viaje a Argentina, como no podía ser de otro modo, y desde entonces me acompaña, siempre.

La gente que me conoce cree que estoy enganchada y lo confieso abiertamente, lo estoy. Pero lo cierto es que con el mate no sólo sobrevivo a la falta de sueño, además he forjado amistades insustituibles, he mantenido conversaciones que jamás podré olvidar, he pasado horas y horas en buena compañía arreglando el mundo, y el día que me vi por primera vez tomando mate yo sola supe que separarse es algo más que firmar un papel.

El otro día mi amiga Lourdes me envió el siguiente escrito, y será que estoy sensible, pero lloré al leerlo:

"El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'.

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores... Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!'.

Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'. Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir".

Lalo Mir en el programa ´Lalo Bla Bla´ Radio Mitre (ARGENTINA)

3 comentarios:

  1. Que gracia en mi caso pas algo parecido con el te verde. Los marroquis lo toman a todas horas, en mi casa no puede faltar la tetera siempre llena. Si no me toca escuchar la frasecita: "¿no hay te? jajaja. Yo no tomo casi nunca porque les gusta super dulce, a veces me hago para mi aparte con poco azucar. Vamos los normal. Y justo ayer estaba pensando comprar te desteinado para los niños porque lei que es muy bueno y tiene muchas propiedades.

    Se me hace raro encontrar a alguien no argentino enganchado al mate. Yo no puedo con el me save super amargo. pensaba que era algo que habia que acostumbrarse desde pequeño...

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  2. Me encantó, de una Uruguaya enganchadisima al mate, sigo leyendo el blog, saludos.

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    1. Yoha, me alegro que te gustara, hay que vivirlo para entenderlo!!
      Bienvenida!

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